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La necesidad de una tercera ví­a

Franí§ois Bayrou

Una vez más voy a hablar de polí­tica, una vez más me voy a quejar y una vez más voy a hablar de Francia. De polí­tica, sobre las elecciones del 9M, quejarme, del bipartidismo campante que hay en España y de Francia, sobre Franí§ois Bayrou, su MoDem y la tercera ví­a que nos falta.

Franí§ois Bayrou es el lí­der del MoDem (Mouvement Démocrate), ex-UDF. El MoDem se presenta en Francia como una tercera ví­a un poco difusa dispuesta a cortar por lo sano entre los socialistas del PS y la derecha del UMP. Si bien es cierto que en las últimas legislativas el resultado del partido ha sido bastante mediocre, en la primera vuelta de las presidenciales Franí§ois Bayrou consiguió el 18.5% de los votos, casi 7 millones. Una cifra bastante respetable. Una cifra que hizo al PS y al UMP pelearse por esos votantes para la segunda vuelta adoptando ciertas propuestas de la UDF en sus propios programas. En el caso de Ségolí¨ne Royal, el dialogo fue bastante importante, llegando a hacer un debate televisado entre ambos lí­deres cuando Bayrou ya habí­a quedado eliminado.

La cuestión ahora es ¿por qué no hay una tercera ví­a en condiciones en España? ¿qué hay en la polí­tica española que hace que el tercer partido con más representación en la cámara sea uno nacionalista, y por tanto uno que no va a tener intereses que abarquen a todo el electorado?. El PP y el PSOE necesitan un árbitro a medio camino, sin intereses nacionalistas y con un discurso serio, idealmente situado en el centro. ¿Qué está fallando aquí­?

  • La ley de D’hondt es el peor enemigo de las posibles terceras ví­as. El sistema electoral actual favorece las minorí­as locales, no las nacionales. 100.000 votos localizados en una región te pueden llevar al congreso. 100.000 votos repartidos por toda España no valen para nada. IU es ví­ctima de este sistema y el CDS lo fue en su dí­a.
  • IU no es la tercera ví­a por varias razones. No está en el centro. Hay un seguidismo en muchos aspectos con el PSOE y no han sabido venderse como alternativa real al mismo. Su flirteo con los nacionalismos le ha restado votos en ciertos lugares de España. Y a todo eso le unimos la sensación de tirar el voto votándoles en una circunscripción electoral pequeña y que Llamazares no es Anguita. Ni de lejos.
  • Hay un peso muy fuerte de la prensa y de intereses establecidos. El ejemplo lo tenemos con UPyD, que ha empezado con bastante mal pie. Independientemente de la simpatí­a que pueda tenerles o no, la prensa de uno y otro lado les presenta como vendidos o como insignificantes. Y su presencia real en los medios, para transmitir programa e intenciones, es mí­nima y su mensaje no ha llegado a la mayorí­a de la población.
  • Los partidos nacionalistas y regionalistas restan posibilidades a las terceras ví­as. Por orgullo regional, patrio o simplemente contestatario, la contracorriente al bipartidismo pasa por lo de aquí­.

A todo esto le podrí­amos sumar la cultura de las dos Españas, bipolares, enfrentadas y totalmente quijotescas. No veo mucho futuro para que se cree una tercera ví­a seria y con apoyo en España. De hecho vaticino que las posibles propuestas (ej. UPyD) van a tener un respaldo muy limitado. Quizás en futuras elecciones, si un grupo mediático imporante diese juego en igualdad de soluciones a una de estas ví­as, se podrí­a asistir a un debate más rico en propuestas y discusión que el que vivimos hoy en dí­a: eres de uno, eres de otro o eres de los que barrer pa’casa.