Esta sequía bloguera tiene que acabarse. Ha llegado un momento en el que el único tiempo que dedico al blog es en pensar qué debo publicar y qué no. Lo malo es que al final ninguna idea obtiene el «si» en mi referendum interno.
Para pasar este bache y poner algo, voy a bloguear lo primero que me ha venido a la cabeza, y no es otra cosa que la invasión que están sufriendo nuestras estanterías de libros por parte de unos seres blanditos y suaves. Están por todos los lados y su número no hace más que crecer. Fruto de la casualidad o no, su número ha crecido exponencialmente desde la llegada de Inés. No acabo de ver si tiene relación o no…
Ya veremos si hay que comprarse un bote de Raid o algo, porque esto no tiene pinta de parar ;) La cuestión que esta invasión me parece haberla visto también en la cabecera del blog de nuestro querido Dondado hace un tiempo… tendré que pedirle consejo.