Aunque solo nos separen tres horitas en coche a la frontera, vivimos en el extranjero. Un extranjero cercano, familiar y muy próximo, pero extranjero a fin de cuentas. Las ventanas que tenemos a nuestro país son los medios de comunicación, principalmente vía televisión e Internet. Y en esas ventanas a uno le dan cada día menos ganas asomarse. Estos días hemos asistido al último o penúltimo capitulo de patetismo político. Todos tirándose los trastos a la cabeza poniendo por en medio simbologías y banderas.
Cada día tengo más la sensación que siendo español uno no puede ser progresista y sentirse orgulloso de su país. Ayer nos invitaron en el ayuntamiento de Toulouse (Le Capitole) a una recepción que se hace todos los años a la comunidad española por su fiesta nacional. Nos esperaba una charla del alcalde, otra del cónsul y una media de edad de los asistentes por encima de los 60 años (se olvidaron de invitar a la cada vez mas numerosa nueva inmigración española). También nos habían preparado bandejas con jamón de Guijuelo, chorizo ibérico y queso manchego. Todo ello regado por un excelente cava.
Pero de todo lo que allí nos esperaba, lo que mas ilusión me hizo fue ver la fachada de Le Capitole engalanada con banderas de Francia y España (es lo que veis en la foto que hice con el movil). Todo un detalle por parte de las autoridades municipales. Es curioso ver a franceses demostrar mucho mas respeto por nuestra fiesta que el que se muestra en muchos puntos de España. Seguro que muchos ya estáis moviendo el ratón hacia el link de comentarios de esta entrada para decir que si soy un fachilla que si soy amíguete de Rajoy o alguna chorrada del estilo. Soy consciente de que existen muchas sensibilidades distintas en España, pero no por eso voy a tener que avergonzarme de la mía.
Ya lo decía más arriba: siendo español uno no puede ser progresista y sentirse orgulloso de su país. Por mucho que pese a algunos, esos símbolos nos pertenecen a todos los españoles.
He dicho. Feliz 12 de octubre :-)